Si
señor hoy el post va a adaptarse al modelo de consulta mas que
nunca, pero está vez, seré yo el Dr.Gameboy el que hable de sus
traumas de la niñez.
Eran
las navidades de 1994 y ocho añitos sobre este planeta me
contemplaban.
Yo
no había tenido todavía video-consola propia aunque desde mi mas
tierna infancia, con tan solo tres años jugaba en mi pueblo natal
con la Master System de los vecinos. Tenían perfectamente dominado
el Sonic así que supongo que cuando iba yo les parecía divertido
intentar pasárselo con el hándicap de que un enano malgastase unas
cuantas vidas.
Desde
aquel temprano impacto (del que tengo grabados los sprites a fuego en
mi cerebro) toda mi relación con las videoconsolas era esporádica en
casa de algún amigo u otro niño a los que consideraba las personas
mas afortunadas del mundo.
-Vamos
a casa de David! Que tiene la Nintendo!-
Y
el mundo se detenía para siempre.
Pues
bien como decía, en aquella ya lejana navidad de 1994 no estaba
claro qué regalo me iba a traer papá noel, la cosa estaba entre una
caja de lego de puta madre que era de un mundo futurista que se
desarrollaba debajo del mar o una Super Nintendo.
El
lego me encantaba, era el juguete con el que mas tiempo pasaba (y sigo jugando pero ahora con el de hacer robots) y no era ninguna bobada la caja esa, era bien
tocha y para que os hagáis una idea debía costar mas o menos lo
mismo que la Super Nintendo que si no recuerdo mal se anunciaba en la
hobby consolas de la época por 14.990 pesetas.
Yo
deseaba la Súper por encima de todas las cosas pero era un niño tan
buenazo y tan tonto (así me he quedado) que sentía que por
educación yo no podía decidir lo que me iban a regalar, que no
podía pedirlo, que mis padres me regalarían lo que ellos quisieran
y que yo tenía que aceptarlo siempre agradecido, podía incluso no
ser ninguna de las dos cosas!.
Un
día de los previos a la noche del 24 estaba en el coche con mi madre
y ella bajó a hacer algún recado mientras yo me quedaba esperándola
dentro.
Fue
en ese momento cuando me vine abajo, era tal mi frustración y mi
deseo por la Super Nintendo que en un momento de soledad en el que
nadie podía verme ni oírme me eché a llorar por la consola, la
quería y no podía pedirla, menudo idiota de niño supongo.
Creo
que la infancia ha cambiado bastante desde entonces, la relación de
los niños con los regalos no es la misma ¿no? Parece que unos
padres con el dinero para hacerlo dan aquello que se les pide sin
atender a ningún criterio pedagógico, sin que mas factores entren
en el juego.
Bueno
luego me recompuse antes de que volviese mi madre y no supo nada del
episodio hasta que se lo confesé muchos años después.
La
susodicha noche del 24 amigos míos, estaba allí con mis padres y
llegó el momento de abrir los regalos.
El
mío era una caja enorme, bien podía contener tanto el lego como la
super...
Empiezo
en un auténtico estado modificado de conciencia, fuera de mi mismo,
con tranquilidad a romper el papel que oculta el contenido... Y UN
PUTO CATÁLOGO DE LEGO APARECE BAJO MIS UÑAS REVELANDO LO QUE HABÍA
EN LA CAJA!!! … ¿o no? ¡PORQUE al seguir quitando el papel y
deshacerme del catálogo de lego... allí estaba ella, el cerebro de
la bestia, la mejor consola que la historia ha dado, el epítome del
ocio interactivo.
Lo
que Nietzsche es a la cultura occidental lo fue la Super Nintendo en
mi vida, tras ella todo fue un deja vu que no tenía la capacidad de
sobresaltarme, podía contemplar mi bagaje vital desde un puto de
vista mas elevado que relativizaba cualquier suceso.
(yo sentía lo mismo que este chico pero lo llevé con mas clase)
Aquella
noche la pasé jugando al Super Mario All-stars que venía en el
pack, una buena manera de acceder a aquellos juegos de Mario que me
había perdido los años anteriores.
¿Porqué
estaba allí aquel catálogo de Lego? Pues aún a fecha de hoy mis
padres no saben muy bien explicar porqué lo pusieron, eran los dos
regalos en disputa... no sé, pero vamos un poco mas y podrían haber
tenido a un niño muerto de infarto aquella noche.
Si eso sucede algún día, ya sabéis como quiero que me entierren
xD
Hey...
ResponderEliminarBuena historia...
Ya sabes que no soy de videojuegos: el tetris en un atari, el donkey kong de la bicha naranja de dos pantallas y los lemmings... y para de contar...
Pero tu historia me ha gustado
Salud