viernes, 1 de junio de 2012

El día que lloré por una Súper Nintendo


Si señor hoy el post va a adaptarse al modelo de consulta mas que nunca, pero está vez, seré yo el Dr.Gameboy el que hable de sus traumas de la niñez.
Me he puesto melancólico, ya ves tu.





Eran las navidades de 1994 y ocho añitos sobre este planeta me contemplaban.
Yo no había tenido todavía video-consola propia aunque desde mi mas tierna infancia, con tan solo tres años jugaba en mi pueblo natal con la Master System de los vecinos. Tenían perfectamente dominado el Sonic así que supongo que cuando iba yo les parecía divertido intentar pasárselo con el hándicap de que un enano malgastase unas cuantas vidas.
Desde aquel temprano impacto (del que tengo grabados los sprites a fuego en mi cerebro) toda mi relación con las videoconsolas era esporádica en casa de algún amigo u otro niño a los que consideraba las personas mas afortunadas del mundo.
-Vamos a casa de David! Que tiene la Nintendo!-
Y el mundo se detenía para siempre.

Pues bien como decía, en aquella ya lejana navidad de 1994 no estaba claro qué regalo me iba a traer papá noel, la cosa estaba entre una caja de lego de puta madre que era de un mundo futurista que se desarrollaba debajo del mar o una Super Nintendo.
El lego me encantaba, era el juguete con el que mas tiempo pasaba (y sigo jugando pero ahora con el de hacer robots) y no era ninguna bobada la caja esa, era bien tocha y para que os hagáis una idea debía costar mas o menos lo mismo que la Super Nintendo que si no recuerdo mal se anunciaba en la hobby consolas de la época por 14.990 pesetas.

Yo deseaba la Súper por encima de todas las cosas pero era un niño tan buenazo y tan tonto (así me he quedado) que sentía que por educación yo no podía decidir lo que me iban a regalar, que no podía pedirlo, que mis padres me regalarían lo que ellos quisieran y que yo tenía que aceptarlo siempre agradecido, podía incluso no ser ninguna de las dos cosas!.

Un día de los previos a la noche del 24 estaba en el coche con mi madre y ella bajó a hacer algún recado mientras yo me quedaba esperándola dentro.
Fue en ese momento cuando me vine abajo, era tal mi frustración y mi deseo por la Super Nintendo que en un momento de soledad en el que nadie podía verme ni oírme me eché a llorar por la consola, la quería y no podía pedirla, menudo idiota de niño supongo.
Creo que la infancia ha cambiado bastante desde entonces, la relación de los niños con los regalos no es la misma ¿no? Parece que unos padres con el dinero para hacerlo dan aquello que se les pide sin atender a ningún criterio pedagógico, sin que mas factores entren en el juego.

Bueno luego me recompuse antes de que volviese mi madre y no supo nada del episodio hasta que se lo confesé muchos años después.
La susodicha noche del 24 amigos míos, estaba allí con mis padres y llegó el momento de abrir los regalos.
El mío era una caja enorme, bien podía contener tanto el lego como la super...
Empiezo en un auténtico estado modificado de conciencia, fuera de mi mismo, con tranquilidad a romper el papel que oculta el contenido... Y UN PUTO CATÁLOGO DE LEGO APARECE BAJO MIS UÑAS REVELANDO LO QUE HABÍA EN LA CAJA!!! … ¿o no? ¡PORQUE al seguir quitando el papel y deshacerme del catálogo de lego... allí estaba ella, el cerebro de la bestia, la mejor consola que la historia ha dado, el epítome del ocio interactivo.
Lo que Nietzsche es a la cultura occidental lo fue la Super Nintendo en mi vida, tras ella todo fue un deja vu que no tenía la capacidad de sobresaltarme, podía contemplar mi bagaje vital desde un puto de vista mas elevado que relativizaba cualquier suceso.

(yo sentía lo mismo que este chico pero lo llevé con mas clase)

Aquella noche la pasé jugando al Super Mario All-stars que venía en el pack, una buena manera de acceder a aquellos juegos de Mario que me había perdido los años anteriores.

¿Porqué estaba allí aquel catálogo de Lego? Pues aún a fecha de hoy mis padres no saben muy bien explicar porqué lo pusieron, eran los dos regalos en disputa... no sé, pero vamos un poco mas y podrían haber tenido a un niño muerto de infarto aquella noche.

Si eso sucede algún día, ya sabéis como quiero que me entierren


xD

1 comentario:

  1. Hey...

    Buena historia...

    Ya sabes que no soy de videojuegos: el tetris en un atari, el donkey kong de la bicha naranja de dos pantallas y los lemmings... y para de contar...

    Pero tu historia me ha gustado

    Salud

    ResponderEliminar